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¿Somos realmente uno con nuestra pareja?

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Recopilado por: Dra. Olida Torres

Por mucho tiempo hemos escuchado decir que al casarnos seremos una sola carne con nuestros esposos(as) y siempre me he preguntado qué significa ser uno una sola carne. Existen diferentes puntos de vistas, unos piensan que es en relación a la fusión en el sexo, en identidad, en pensamientos, en ideas, en sentimientos y emociones pero que dice la Palabra de Dios en relación a esto, vamos a Génesis 2: 22 al 24 expresan claramente la unidad entre el hombre y la mujer. “…de esa costilla Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre el cual al verla dijo: “¡Esta sí que es de mi propia carne y de mis propios huesos ¡ Se va a llamar mujer porque Dios la sacó del hombre” y sobre esto unos comentaristas de la Palabra refirieron lo siguiente: En hebreo, las palabras traducidas por hombre y mujer tienen un sonido muy parecido. Este parecido, lo mismo que el relato de la formación de la mujer con una costilla sacada del hombre, quiere destacar la unidad de naturaleza, la íntima afinidad entre ambos sexos y, por tanto la igualdad esencial de derechos.

El versículo 24 pone de relieve la dignidad y el sentido profundo de la unión matrimonial. Ahora según estos comentaristas ser una sola carne con tu esposo(a) se refiere a la unidad de la naturaleza con los que fuimos creados, además la íntima afinidad entre ambos sexos, es decir en cuanto a naturaleza estamos creados a imagen y semejanza de Dios y no somos tan diferentes ante los ojos de Dios. Tenemos los mismos beneficios y responsabilidades como su creación y como sus hijos.

Entonces además de ser una sola carne por nuestra naturaleza, por nuestra afinidad de sexos y por lo tanto afinidad derechos ante el Padre creador. También somos una sola carne con nuestros esposos(as), en el hecho del compromiso de dejar su pasada manera de vivir como solteros(as) bajo la tutela de sus padres y asumir la responsabilidad de un nuevo hogar con nuevas reglas y normas establecidas por la unión de las parejas bajo la dirección de la Palabra de Dios, es decir, que las reglas que traíamos de nuestros hogares serán pasadas por el filtro de lo que Dios dice en relación a esas reglas; es decir, ya no es lo que yo pienso de esto o aquello sino lo que ambos pensamos llevado a la luz de la Palabra. Comenzando a cambiar nuestros sistemas de creencias de lo que triamos de nuestros hogares.

Cuando se dice dejará por tanto el hombre a su padre y madre y se unirá a su mujer haciéndose una sola carne necesitamos dejar todo lo que traíamos de nuestros padres, tradiciones, costumbres, comenzar a pensar por sí solos sin la opinión de los padres y buscar la opinión de Dios para que comencemos a formar nuestra propia historia de un nuevo hogar pero desde la perspectiva de Dios y poder lograr así el cumplimiento de la Palabra “..y serán una sola carne..” no se puede ser una sola carne con su pareja mientras sigan ambos peleando por lo que traían de casa, soltemos eso y construyamos un nuevo jardín para nosotros y nuestros hijos, nuestra nueva familia son mi esposo(a) y mis hijos(as), ese es el modelo bíblico de la familia: Dios, padres hijos, iglesia y familiares, nuestra prioridad es nuestra pareja e hijos después el resto que no dejan de ser menos importante, pero que en cuestión de prioridad si hay una gran diferencia.

Es tan difícil para el Latinoamericano entender que la prioridad para la nueva pareja no es lo que está dejando atrás sino lo que le espera hacia adelante, Abrahán cuando recibió el llamado de Dios de dejar su parentela, no se puso a pensar en lo que dejaba atrás sus padres su familia materna o paterna, las riquezas de sus padres y las propiedades que ellos tenían, simplemente dejó todo y decidió creerle a Dios y confiar en la nueva herencia que se le estaba otorgando por obedecer a su llamado y llegó a ser padre de naciones.

Ahora analicémonos y pensemos estoy siendo una sola carne con mi pareja o todavía estoy arrastrando con mi pasado de soltería, padres. Costumbres, tradiciones y malos hábitos creyendo que esa es la mejor forma de llevar mi hogar porque así me criaron a mí y así hicieron mis padres, por lo tanto así lo voy a hacer yo. Nos olvidamos del versículo dejará a su padre y madre y se unirá a su mujer para bien o para mal, en las verdes y en la maduras, en las dulces y en la agrias, en los aciertos y en los desaciertos, entonces seremos una verdadera sola carne.

No pretendamos ser una sola carne en lo que me conviene, en lo que me gusta, en lo que consideró importante, seremos una sola carne en todos los aspectos tomándonos en cuenta el uno al otro en todo lo que emprendamos, decidamos y construyamos. Ser una sola carne no significa que como persona vamos a perder nuestra identidad, nuestras ideas, nuestros pensamientos individuales y desaparecer como persona, seguimos siendo personas individuales con responsabilidades y compromisos con Dios de forma personal, pero cuando se trate del matrimonio es necesario llegar a acuerdos sanos para tomar decisiones asertivas dirigidas por el Señor donde se piense en el beneficio de todos los integrantes de esa familia y hasta de las personas que se encuentran alrededor y no decisiones egoístas que favorezcan a unos y a otros no.

Como dice: Efesios 4: 3-6 “Procuremos mantener la unidad que proviene del Espíritu Santo por medio de la Paz que une a todos hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como Dios los ha llamado a una sola esperanza. Hay solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos actúa por medio de todos y está en todos.”

Por lo tanto “una sola carne” no nos anula como persona sino que nos fortalece como matrimonio, como pareja y como institución creada por Dios. En Juan dice Jesús todos sean uno; Como tú, Padre, estas en mí y yo en, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste”.

Referencia:

La Biblia de Estudio: Dios Habla Hoy. (1994).Sociedades Bíblicas Unidas. Tercera Edición. Impresa en Colombia.